¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Parafraseando a Quevedo, no he de callar, no se debe callar, por más que el miedo nos amenace.

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sábado, julio 14, 2007

Madame Butterfly en Opera




Año tras año la opción de quedarse a pasar unos días de verano en Madrid cada vez es menos trágica, este año además, acompaña que el calor no ha empezado a apretar. La oferta cultural y de ocio de la capital, que habitualmente es extensa, en verano se dinamiza aún más y sale a la calle. Quien pasease ayer por la plaza de Oriente a la caída de la tarde, disfrutaría de una música de ambiente excepcional, nada menos que la música de la ópera Madame Butterfly que se estaba representando en esos momentos en el Teatro Real.


Un ambiente pintoresco, en el que no faltaban azafatas, caracterizadas a la usanza de la trágica Geisha, repartiendo programas del evento. Mucha gente ocupaba la plaza dispuesta a disfrutar de la opera de principio a fin. Mi primo el músico y yo pasamos a disfrutar del ambiente. Antes unas cañas en El Alabardero, y después la plaza con banda sonora de Puccini, rebosante de vida. Ya había caído la noche, aunque eso en Madrid no se traduce en oscuridad ya que las luces artificiales de la ciudad iluminan el cielo, cuando dimos la espalda al teatro, mientras escuchando la música, encaramos la silueta del Palacio Real, y le echamos un vistazo desde lo alto a los Jardines de Sabatini.

Había que terminar bien la noche, nos dimos un capricho y firmamos el día tomado el fresco de la noche y embriagados por la violetas de un Castillo de Ygay de 1998. Uno de esos días para anotar en la agenda personal de cada uno.