¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Parafraseando a Quevedo, no he de callar, no se debe callar, por más que el miedo nos amenace.

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sábado, julio 07, 2007

En un tablon de corcho.


Haciendo limpieza he encontrado una carta caída detrás de un mueble, tres hojas manuscritas de una carta que nunca envíe. Una carta cubiertas de polvo, algo más personal todavía, un borrador de una carta de reflexiones sinceras. Me he encontrado conmigo el 17 de mayo del 2003, hace más de cuatro años.

Curiosamente la carta me ha guiado a algo muy preciado que tenía olvidado, ha sido un mapa del tesoro. Una dedicatoria oculta debajo de un montón de notas pinchadas en el cuadro de corcho de mi habitación. Una colección desordenada en el tiempo de recuerdos.

Rebuscando, por un momento tuve el temor de que ya no estuviera, encontré otros recuerdos: El concierto de Dire Straits un 13 de Mayo de no se que año, una multa de tráfico, un viaje de ski a Candanchu, una película francesa con título premonitorio “La fortuna de vivir”, otro concierto de Evanescence, otro de Mecano, el más reciente de Tool, recuerdos de mi viaje a Venezuela.

En algunas me detuve a recrear mis pensamientos, me pare a leer un momento el poema de Edgar Allan Poe a su amor imposible Annabel Lee:

“It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of Annabel Lee,
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.



No conocí yo esta historia de Annabel Lee a través de este poema, sino a través de la versión de la canción, del mismo título, de Radio Futura. Un poco más arriba, en el tablón, encontré una de esas citas que apunte en mi adolescencia tardía. En esa época que tenemos algunos chicos en que lo vemos todo negro y nos dedicamos a leer a gente poco recomendable, con la intención de encontrar respuestas universales a nuestras preguntas sobre el mundo:


Uno busca a alguien que le ayude a dar a luz sus pensamientos, otros, a alguien a quien poder ayudar: así es como surge una buena conversación

Creo recordar que es de “Mas aya del bien y del Mal” de Nietche. En aquel momento no tenía la experiencia para respaldar la teoría de esta afirmación. Desgraciadamente también tengo la experiencia que corrobora esta otra reflexión:


El choque escondido de un conflicto silencioso es mucho más difícil de soportar que una lucha franca

Finalmente allí debajo estaba, una tarjeta pequeña, en cartulina azul, una dedicatoria a bolígrafo también azul:

Respira quieto, recoge tus pensamientos y déjate envolver en las caricias de las palabras

Después de leer la nota tranquilamente y respirar hondo, la volví a pinchar en el cuadro de corcho, otra vez debajo de todas aquellas notas. La carta la guarde en un cajón. Tal vez me vuelva a olvidar de ella, tal vez la vuelva a encontrar después, tal vez vuelva a encontrarme conmigo tal y como era hace ahora cuatro años.